Uber y Google: enemigos íntimos

Si Google pretende disfrazarse de Uber, Uber quiere emular a Google.
Ambas compañías, unidas por un fondo de inversión, han anunciado
sendos proyectos que prometen un uso del transporte distinto.

El gigante de internet es cada vez menos un motor de búsqueda. La
compañía norteamericana lleva tiempo alejándose de sus raíces con
proyectos de investigación y otras soluciones. Pero, avanzado en el
terreno del coche autónomo, el vehículo de cuatro ruedas se ha
convertido en uno de sus focos de atención. Ahora, ha comenzado a
trabajar en un proyecto de alquiler de coches con chófer, un servicio
similar al ofrecido por Uber, que se ha granjeado importantes enemigos
en el sector del taxi a consecuencia de un negocio, el suyo, que choca
con la legalidad vigente en algunas regiones.

Este proyecto, que ha desvelado la agencia Bloomberg, vendría a hacer
palanca al citado «Google Car», una flota de vehículos autónomos no
tripulados que promete mayor seguridad y fiabilidad que el transporte
tradicional. Sin embargo, y mientras el sector del automóvil se
prepara para proyectos similares, la legislación vigente en los países
aún no ha conseguido adecuar sus repercusiones en la sociedad.

Uber se enfrenta ahora a un nuevo catálogo de servicios rivales y a
los reguladores. Pero, y para colmo, ahora podría tener al enemigo en
casa, que cuenta con más tecnología y más dinero para hacer efectivo y
realidad cualquier proyecto. En cualquier caso, la idea de Google va
más allá. Y, de momento, ya ha invertido en Uber a través de su propio
fondo de capital riesgo (Google Venture), con lo cual no sería nada
descabellado que este proyecto se pusiera en marcha en los próximos
años. En 2013 invirtió unos 258 millones dólares (227 millones de
euros).

Creada en 2009 en California, Uber ha generado una gran controversia
al considerarse como una alternativa a los taxis tradicionales. Para
ello, se apoya en la geolocalización para poner al usuario con un
vehículo que se encuentra más cerca y es la propia aplicación la que
crea una tasa sobre el precio de la carrera. Está presente en más de
200 ciudades, aunque en algunos territorios se ha legislado en contra
de su implantación, como en España.

Frente a las dificultades, Uber quiere apuntar a otro frente: los
coches autónomos. Para ello, la compañía norteamericana ha anunciado
en su blog corporativo su alianza con la Universidad Carnegie Mellon.
Este acuerdo, le permitirá investigar sobre la tecnología que hará
rodar a los vehículos autónomos.

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