Un 'western' como los de antes
Si no existieran los títulos de crédito en Blackthorn o desconociera la nacionalidad de sus creadores, podría jurar sin margen de equivocación que esta película desprende el inconfundible aroma del mejor cine norteamericano, una temática, unos sentimientos, unos personajes y una forma de narrar con el sello de una tradición gloriosa, esa narrativa en la que todo resulta apasionante y veraz, sugerente e intenso, complejo y magnético. Adopta la estética y la geografía del western, un universo peligroso o probable carne de impostura cuando los que se acercan a él no están familiarizados con el ambiente y las claves de un género irrenunciablemente norteamericano. Hablo del western serio, no de aquellas populares y ralentizadas estupideces que se rodaban en Almería y conocidas como spaghetti-western. Aunque tampoco es necesario que el paisaje del western tenga que desarrollarse para ser creíble en Texas, Nuevo México, Arizona, Kansas y el Monument Valley. Basta con que contenga su genui