La fe evangélica abraza las urnas en América Latina
Dos meses antes de las elecciones más disputadas de la historia de Brasil , en 2014, la entonces presidenta, Dilma Rousseff , del Partido de los Trabajadores (PT), una exguerrillera agnóstica declarada, se desplazó hasta São Paulo para asistir a un culto evangélico de casi tres horas. El acto incluyó el discurso de un pastor que rememoró la época en que fumaba “hasta cien piedras de crack por noche” y atribuía el vicio a “un espíritu que domina el sistema nervioso”. Se curó “gracias a la fe”, explicó el pastor ante un auditorio que, además de Rousseff, reunía a la crema del poder brasileño: el entonces vicepresidente y ahora presidente, Michel Temer , ministros, el gobernador y el alcalde de São Paulo —también del izquierdista PT— y los miembros más importantes del Congreso Nacional. Era la inauguración del Templo de Salomón, una megaiglesia de 100.000 metros cuadrados con capacidad para recibir hasta 10.000 fieles construida en el centro de la mayor ciudad del país. El ambici