Con la muerte del 'compadre Felipe' desaparece una era del humorismo
Por la frecuencia de Emisoras Nuevo Mundo, que alegraba las tardes en los apacibles pueblos de Cundinamarca, Boyacá, Tolima y Santanderes, las voces de locutores como Vicente Cortés Almeida anunciaban la buena noticia: "Emeterio y Felipe, Los Tolimenses, encabezarán este fin de semana las ferias y fiestas del pueblo...".
"Uno iba corriendo y le pedía permiso a la mamá para ir a verlos", cuenta Pedro González, 'Don Jediondo'.Recuerda que en esos encuentros, cuando él aún era un niño en su natal Sutamarchán, empezó a ser cautivado por el sabor costumbrista de la dupla, que representó uno de los puntos más altos del humor en Colombia, en las décadas del 50, 60 y hasta bien entrados los 70.
Fue una generación en la que también brillaron nombres como Montecristo, Hebert Castro, Los Chaparrines y la Escuelita de doña Rita, y a la que sucedió, entre otros humoristas, la inolvidable Nena Jiménez.
El huilense Lizardo Díaz, el célebre 'compadre Felipe' -fallecido el pasado jueves a los 84 años de edad-, interrumpió su carrera de Ingeniería Química para dedicarse a ser tiplista y primera voz del dúo.
Con el tolimense Jorge Ramírez, 'Emeterio', -fallecido en el 2001- segunda voz y guitarrista, encarnaron dos personajes de la picaresca rural que llevaron a todo el país la risa y la música de la vida campesina, sus peripecias y su ácida crítica social.
Antes de convertirse al humor, Emeterio y Felipe habían hecho un camino en la música colombiana, a través de los radioteatros que apoyaba la emisora Nueva Granada (hoy RCN).
"A finales de los años 50 existía algo que se llamaba 'Bavaria invita', que organizaba giras por pueblos cercanos a Bogotá, los fines de semana, en las plazas principales", recuerda Hernán Martínez, compositor y fundador del trío Simpatía, y amigo de 'Felipe' en esas correrías en las que el bambuco era el rey: "Éramos los consentidos y siempre les abríamos los conciertos a Los Tolimenses".
El dúo fue el primero que grabó temas de Jorge Villamil, como 'Espumas', que en su momento no tuvieron tanta resonancia hasta cuando fueron interpretados por Garzón y Collazos, afirma el periodista Vicente Silva, biógrafo de Villamil.
Vestidos a la usanza de los campesinos del Tolima Grande, cargaron su música con el chiste de doble sentido y se convirtieron en un fenómeno nacional.
"La primera vez que contaron chistes fue el día de la inauguración de la televisión", explica Silva acerca de esa emisión, a la que los llevó el locutor Álvaro Monroy Guzmán, entonces director artístico de Nuevo Mundo. Fue Monroy quien los bautizó. Desde ahí, la carrera de Los Tolimenses estuvo ligada a la historia misma de la televisión nacional.
"Eran los 'Falcaos' y los Juanes de la época. Fueron la imagen de un montón de marcas. Todos querían tenerlos anunciando sus productos -evoca Don Jediondo-. Me acuerdo de que con un solo chiste podían durar la media hora del programa, y era muy agradable porque avanzaban, se devolvían, avanzaban y se devolvían con el mismo chiste (...) La influencia en mi generación fue muy grande, la radio era más influyente que hoy".
Díaz también fue empresario de cine, una faceta no tan conocida públicamente. Además de participar en producciones con su esposa, Raquel Ércole, importó al país las películas de otra dupla humorística: los italianos Bud Spencer y Terence Hill.
Esas incursiones en el cine dieron hasta para una insólita película animada: Los Tolimenses 'Go West', de 1980, un cortometraje dirigido por Philipe Massonat y Juan Manuel Agudelo.
Al morir Díaz, se cierra esa generación de humoristas que crearon chistes que aún hoy hacen reír a los oyentes de radio, ahora en las voces de otros, a veces tan sencillos como mencionar, programa tras programa, a sus compadres 'Medásculo Moreno', 'Nomasco Ramos' y 'Simón Tolomeo'.
El Tiempo
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