Seis meses sin Gadafi, seis meses más caos





Con la eliminación física de Muamar Gadafi, de la que hoy se cumplen seis meses, miles de libios vieron cumplido su sueño de vengarse por las cuatro décadas de feroz dictadura. Los que más directamente se desahogaron fueron aquellos rebeldes que lo detuvieron y lincharon hasta la muerte a las afueras de Sirte.

Pero la desaparición física -las autoridades de la nueva Libia no han anunciado en qué lugar del desierto lo enterraron- impidió desde un primer momento cualquier posibilidad de juzgar al principal responsable de miles de muertes, desapariciones y abusos de todo tipo cometidos desde su ascenso al poder en 1969.

El único Gadafi que ha sido detenido en Libia es Seif El Islam, el hijo que estaba llamado a suceder al sátrapa al frente del régimen. Se encuentra encarcelado desde el pasado noviembre bajo la facción rebelde de la provincia de Zintán, al suroeste de Trípoli, una de las mucha milicias que campan a sus anchas en el país magrebí.

Esta situación basta para ilustrar la débil posición del gobierno transitorio, que tampoco accede a las peticiones del Tribunal Penal Internacional de La Haya para que entreguen al hijo del dictador para que sea procesado.

La Justicia libia no está preparada para llevar a cabo los juicios de los crímenes cometidos por el régimen, entiende Amnistía Internacional. Ante esta coyuntura, «la Corte Penal Internacional es el mejor lugar para juzgar a Seif El Islam Gadafi», entiende Ann Harrison, directora adjunta de esta ONG de derechos humanos en una entrevista con ABC.

El país magrebí es hoy por tanto una enorme incógnita de más de 1,75 millones de kilómetros cuadrados. Las nuevas autoridades siguen acosadas por la existencia de esas milicias heredadas de la guerra civil del año pasado y por rencillas tribales y políticas.

Mientras, las fuerzas islamistas van tomando posiciones para tratar de reeditar las victorias electorales de sus hermanos en Túnez, Egipto y Marruecos.

Enterrado el padre, tampoco ha cambiado en los últimos meses la situación de los otros miembros de la familia Gadafi. Safia, su mujer, su hija Aisha y sus hijos Mohamed y Aníbal se hallan refugiados en Argelia desde agosto. Su hijo Saadi, el ex futbolista, encontró acomodo bajo el gobierno de Níger en Niamey desde ese mismo mes.

El Consejo Nacional Transitorio (CNT) no ha logrado que los repatrien. Y nada parace que vaya a cambiar tampoco en este sentido próximamente.





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