"Los intentos por desinformar ahora tienen un enemigo formidable: la red"


Creador y director de la revista digital Prodavinci.com, el economista Ángel Alayón convive con soltura entre números y letras.


Laura Helena Castillo

Con una intención claramente subversiva nació el blog Prodavinci: como un lugar para discutir libremente las ideas. Eso fue en 2008. A principios de 2010 la conspiración ya había sumado suficientes conjurados como para convertirse en la revista web venezolana que seguían los aficionados a pensar frente a una pantalla.

Hoy tiene casi 40.000 seguidores en Twitter, 21.000 en Facebook y 7.000 suscritos al boletín que divulga su contenido por email. Un complot a escala mayor en Internet, ese territorio en el que se supone que la velocidad de los procesos convierte en un atrevimiento leer pausada y concentradamente.

Esta semana Prodavinci ofrecía un menú de lectura que recorría el país y también más allá: pasaba por el concierto de Jorge Drexler en La Castellana, Caracas, una "crónica impredecible" de Willy McKey; buscaba, junto con Norberto José Olivar, un monstruo en el lago de Maracaibo y recalaba en una galería de fotos de Efrén Hernández sobre el Carnaval de El Callao, que acaba de finalizar. También, Santiago Gamboa tocaba un Siria Blues y Fernando Mires explicaba la caída del presidente alemán Christian Wulff. Pero días atrás podía leerse una nota de Martín Caparrós o de Jon Lee Anderson. Todo junto, de click en click.

El director de esta minuta es Ángel Alayón. Economista, especializado en Políticas Públicas y profesor del IESA y la UCAB, se asoció en esta historia con el escritor Oscar Marcano para fundar Prodavinci.

Alayón, quien fue estudiante de música en el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, de niño escuchaba a los mayores de su casa ­un hogar lleno de libros­ discutir sobre literatura. "O leía o no podía integrarme al grupo, y así comencé a leer ficción", dice. Ha sido autor de libros técnicos y tiene algunas ideas a futuro de algo "que podemos llamar de no-ficción".

--Prodavinci es un portal para leer. ¿Esto debilita la afirmación de que "en Internet no se lee" y sólo se busca información breve?
--Hay diferentes tipos de usuarios de Internet. Si no lees textos largos o libros en físico, tampoco lo harás en digital. Lo que está bien escrito y es útil, interesante o entretenido, se va a leer, independientemente del formato. Si un texto es bueno, puede ser largo. Creo que nuestra experiencia demuestra que la gente sí puede leer en Internet.

-- ¿Por qué se llama Prodavinci?
--Prodavinci es un guiño al Renacimiento, una época en la que las ideas y la discusión se impusieron al oscurantismo.

Queríamos que en el portal se pudieran publicar y discutir ideas libremente y fuera de las restricciones que imponen las ideologías.

--¿De qué tamaño es el reto de ofrecer tanta información, muchas veces con una gran capacidad de reacción a las noticias, y no caer en la agenda de la polarización política?
--Muchos medios y personas compiten por la atención ­y el tráfico­ de los lectores. Hay trucos conocidos para captar la atención en los que evitamos caer. La polarización política se evita si el medio sirve para discutir ideas alrededor de los problemas e intereses del país, independientemente de la coyuntura. Nos queda mucho camino por recorrer para llegar a ser lo que aspiramos.

--¿Cuáles son los temas más comentados por los lectores?
--Es curioso, pero los textos que tienen un tono nostálgico son muy leídos y comentados.

Sin duda, cada vez que se publica uno que roza la coyuntura, la gente entra en debate. Y nada como un tema polémico o un texto que atente contra la sabiduría convencional.

--En estos momentos en que los diarios hacen grandes esfuerzos económicos para integrar las redacciones del impreso y el digital, ¿cómo evalúa la convivencia de la web y el papel? ¿En cama matrimonial o en camas separadas dentro del mismo cuarto?
--Hay medios consolidados que han logrado hacer la transición de lo físico a lo digital.

Es una transición necesaria y los que no lo logren tenderán a desaparecer. Ahora, las reglas del negocio digital son distintas a las del negocio físico, lo que plantea un reto importante desde el punto de vista de la conceptualización del negocio y desde el punto de vista del periodismo. Ahora, que el negocio sea distinto no quiere decir que el periodismo sea diferente.

Siempre será necesario el buen periodismo, aunque las técnicas narrativas y las herramientas tecnológicas en el mundo digital sean diferentes.

--Internet es una caja de resonancia para los rumores y las falsas informaciones. ¿Debe existir un manual de ética o filtros de información para el uso de las redes sociales, sobre todo para periodistas?
--El primer filtro es el sentido común. Los periodistas que confían en sus fuentes deben informar bien sea a través de los medios para los que trabajan o, si se lo permiten, a través de su cuenta personal. Otra cosa es hacerse eco de informaciones no confirmadas.

Hay que afinar el oído para discriminar entre el ruido y la señal. Un buen periodista sabe que siempre su reputación está en juego y la gente aprende a quién creer y a quién no.

El tubazo mantiene su valor dentro del mapa del periodismo, pero cada vez más las audiencias reclaman análisis crítico y contextualización de las informaciones.

--¿Cree que Wikileaks realmente democratizó la información en Internet?
--Es Internet la que democratizó la información. Ningún medio ni periodista ni gobierno tiene la posibilidad de monopolizar la información.

Los intentos por desinformar ahora tienen un enemigo formidable: la red, un sistema de información descentralizado que tiene la capacidad de corregirse a sí mismo.

--Tienen una plantilla de escritores que comienzan su carrera literaria, otros más consagrados, pero en general son voces nuevas. ¿De qué manera Prodavinci amplifica esas voces?
--Los escritores jóvenes encuentran un espacio para divulgar su trabajo en Prodavinci.

Ahora, el criterio para publicarlo no es si la persona es joven o no. El criterio es si el texto funciona y puede sostenerse al lado de alguno de los escritores reconocidos.

--Números y letras maridan bien en su caso. ¿Las letras comienzan a ganarle a los números?
--Las matemáticas son un lenguaje. Puedo convivir entre ambos mundos y creo que de hecho se interrelacionan. Los textos de Borges son un tratado de matemáticas e inferencia estadística. Aunque muy lejos de ellos, me interesan casos como los de Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein que navegaban con facilidad entre ambos lenguajes.

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