El Vaticano revela documentos incunables que guardó por siglos
Documentos pontificios legendarios que cambiaron la historia. Testimonios dramáticos como los procesos de la Inquisición al monje Giordano Bruno, quemado en la hoguera en el año 1600, o a Galileo Galilei, 30 años después. Doce siglos de la historia de la humanidad sintetizados en un centenar de pergaminos, piel de cuero y hasta corteza de abedul. El “Archivo Vaticano se revela”, en muestra desde ayer en los Museos Capitolinos de Roma hasta el 9 de septiembre, es una cita emocionante que no debe perderse quién pueda venir aquí. La exposición ha sido bautizada “Lux in Arcana”, o luz que se filtra de las tinieblas.
Para los latinoamericanos hay un documento extraordinario, la bula de Alejandro VI, el Papa Alejandro Borgia, sobre el Nuevo Mundo de 1493. Tras el regreso de Cristóbal Colón a España, el pontífice emanó la bula y otros documentos en los que concede a los soberanos españoles la posesión de todas las islas y tierras descubiertas en el futuro, al oeste de la línea trazada en el confín ideal polo Nord/Polo Sud, a cien leguas de las islas Azores y de Cabo Verde.
Se puede admirar la “bolla decet” del Papa Leone X, publicada el 3 de enero de 1521, que excomulga al monje Martín Lutero, declarado herético con sus secuaces, inaugurando para la historia la Reforma protestante que siguen cientos de millones de cristianos hasta hoy.
Muy impresionante es el sumario del proceso a Giordano Bruno, el monje enviado a la pira en el centro de Roma en el año del Señor 1600 por negarse a abjurar de sus ideas, consideradas heréticas por la Inquisición. En Campo de Fiori hay una estatua de Bruno, considerado hoy uno de los emblemas de la libertad de pensamiento, en el lugar donde fue encendida la hoguera.
También se ve claramente en un pergamino la firma del científico Galileo Galilei, procesado desde 1616 a 1633, cuando finalmente, desfallecido por los interrogatorios de la Santa Inquisición, Galilei abjuró de su convicción de que era la Tierra la que giraba en torno al Sol y no al revés, como sostenía la Iglesia infalible. Tuvieron que pasar muchos siglos, hasta que el Papa Juan Pablo II reconoció que era Galileo quién tenía razón y pidió lealmente perdón.
Un pergamino extraordinario, decorado con 83 lacres de los parlamentarios ingleses que lo firmaron, con la súplica de conceder al rey Enrique VIII la anulación de su matrimonio con la española Catalina de Aragón para que pudiera casar a Ana Bolena. El Papa Clemente VII negó el permiso que lo hubiera llevado a un choque con Felipe II, hermano de Catalina, y el poder español. Enrique hizo decapitar a la mayoría de sus siete mujeres, comenzando por Ana Bolena, y proclamó la iglesia autocéfala anglicana de Inglaterra, separada de Roma. Otro cisma que prosigue hasta hoy.
Otro pergamino dramático es el de las confesiones del proceso a los Templarios, masacrados por la Inquisición y el rey de Francia, que mide 60 metros y contiene los terribles sufrimientos por las torturas a las que fueron sometidos los miembros de la más legendaria orden medieval de la historia de la Iglesia.
Entre las curiosidades está en muestra el pergamino que los indios de América escribieron al Papa Leon XIII en una corteza de abedul, firmada por el jefe Chppewa, que llama al pontífice “gran maestro de plegarias, que hace las funciones de Jesús”.
Un documento único, de 1793, es la carta que María Antonieta Hasburgo envió a su cuñado Carlos Felipe, conde de Artois, que en 1824 fue consagrado Carlos X, rey de Francia. La reina de Francia y esposa del rey Luis XVI estaba ya en la cárcel: ambos subieron más tarde al patíbulo donde les esperaban el verdugo y la guillotina en pleno vértigo de la Revolución francesa. “Los sentimientos de los que participan de mi dolor es el único consuelo que recibo en estas tristes circunstancias”, escribió María Antonieta antes del fin.
El Archivo Secreto Vaticano celebra 400 años desde que fue fundado por Pablo V. Para albergar sus 83 kilómetros de estantes y corredores, fue construido un bunker especial bajo tierra frente a los Museos Vaticanos.
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