Para la Justicia, intercambiar mensajes eróticos no es sinónimo de adulterio

Un tribunal resolvió que el intercambio de "palabras o mensajes cargados de erotismo y de fantasías" entre un hombre casado con una mujer que no es su esposa es sólo "infidelidad virtual" y no configura adulterio.

Así lo interpretó la Sala M de la Cámara Civil, que rechazó así el intercambio de correos electrónicos como presunta "prueba" de la infidelidad de un hombre, en el contexto de un complicado juicio de divorcio.

Según el fallo, al que tuvo acceso la agencia de noticias DyN, el hombre (cuya identidad se mantiene en reserva) "inició demanda de divorcio vincular contra su cónyuge fundada en la causal de separación de hecho sin voluntad de unirse por más de tres años", pero ella "al contestar el traslado inicial, dedujo reconvención contra el actor por las causales de injurias graves y adulterio".

Durante el juicio, una hermana de la mujer afectada "reconoció haber tenido relaciones con (su cuñado) en dos oportunidades, pero el tribunal advirtió que después de ello "hubo reconciliación" en la pareja, lo que dio por probado "a través de los viajes a Brasil realizados por la familia en los años 90/91 y 92/93 y la mudanza a un nuevo departamento en 1994, que la propia mujer reformó y redecoró".

Sin embargo, los jueces, Mabel De Los Santos y Fernando Posse Saguier, no hicieron lugar a la demanda basándose en la reconciliación que existió entre ambos.

No conforme con ello, la mujer alegó que hubo más infidelidades, que intentó probar presentando copias de e-mails de su marido con una mujer en Centroamérica, "préstamos dinerarios, el envío de una encomienda y el viaje" a esa región.

Su marido argumentó que con la otra mujer "nunca se conocieron personalmente", y el tribunal coincidió en que "las expresiones de matiz amoroso -y, por momentos, erótico- que se observan en los e-mails intercambiados pertenecen al ámbito de la autonomía privada de sus emisores".

"No se llega a consumar el encuentro carnal que configuraría el adulterio", resumió el fallo.

"Estamos ante dos personas que han dejado de amarse y tienen derecho a construir una nueva vida con un significado distinto", reflexionaron los camaristas, al decretar el divorcio por culpa de ambos, pero no por adulterio..
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