Obama alcanza el millón de donantes para su campaña
Pese a todas las dificultades que tendrá que sortear para su reelección, hay un frente en el que Barack Obama recibe buenas noticias: la recolección de fondos para su campaña. Esta semana se anunció que el presidente ha alcanzado ya la cifra del millón de donantes, la mayoría de ellos modestos seguidores que han firmado cheques de unas pocas decenas de dólares, lo que le permite confiar en que se puede reproducir en 2012 el movimiento popular que lo llevó a la Casa Blanca en 2008.
Es un dato muy importante porque sirve para compensar las pérdidas en otras fuentes de dinero, especialmente los bancos y las empresas de Wall Street, que contribuyeron de forma significativa hace cuatro años a la candidatura demócrata pero que esta vez parecen apostar por los aspirantes republicanos.
Obama llegó al millón de donantes cuando todavía falta más de un año para las elecciones. En 2008 esa meta se alcanzó casi al borde de la fecha electoral. Una parte de ese dinero procede de cenas y actos públicos en las que los participantes han pagado el máximo de 37.000 dólares que la ley permite aportar a un candidato. Pero la gran mayoría ha sido donada por pequeños contribuyentes que han querido participar con cantidades muy modestas. La media aportada por este millón de personas, según los cálculos de la campaña, es de 56 dólares (unos 40 euros).
Esas cifras animan a los estrategas de Obama a confiar en que el presidente pueda disponer de una cantidad generosa de dinero para su reelección. En 2008, Obama juntó en total 750 millones de dólares, un récord histórico. Ahora, el número mágico a alcanzar es el de 1.000 millones. En este momento dispone ya de unos 150 millones de dólares, casi cinco veces más que el candidato republicano con más éxito en sus recaudaciones, Mitt Romney.
Para alcanzar ese objetivo, el presidente necesita reproducir e incrementar la ola de participación popular que se produjo hace cuatro años. Obama ha decepcionado a muchos de sus seguidores y el respaldo a su gestión ha descendido hasta poco más del 40%, pero la preocupación de muchos votantes por el radicalismo del Partido Republicano y la falta de una alternativa convincente en la oposición pueden ayudar a que el presidente lo logre.
Lo va a necesitar. Obama no va a contar esta vez con el respaldo del sector que más dinero ha entregado en los últimos años a los políticos, la industria financiera. Goldman Sachs fue el principal donante de hace cuatro años. El candidato demócrata obtuvo de Wall Street más de 40 millones de dólares en 2008. Ahora, sin embargo, ese sector está descontento con Obama por su reforma financiera y por las críticas a su actuación durante la actual crisis económica, y se ha inclinado del lado republicano. Las donaciones no las hacen las empresas como tal, sino sus empleados y ejecutivos. Los empleados de Goldman le han dado hasta ahora 300.000 dólares a Romney y 14.000 a Obama.
De los 13 millones de dólares recolectados hasta ahora entre los bancos, compañías de seguros y compañías inmobiliarias, más de nueve millones han sido para candidatos republicanos —más de siete millones para Romney—, y menos de cuatro millones han ido a la campaña de Obama. A estas alturas del anterior ciclo electoral, Obama ya había recogido 12 millones de dólares en Wall Street.
Los donantes suelen moverse en función de las probabilidades de éxito de cada candidato y, por tanto, muchas cosas puede aún cambiar en ese mercado. Falta por ver, por ejemplo, los movimientos de la industria del cine y el entretenimiento, donde Obama tiene poderosos seguidores. Uno de ellos, el presidente de DreamWorks, Jeffrey Katzenberg. Y hay que comprobar también qué candidato republicano acaba perfilándose como claro favorito. Hasta ahora, el dinero para los conservadores se ha ido dividiendo entre Romney y el gobernador de Tejas, Rick Perry, que posee una fuerte maquinaria de recolección y que en el último trimestre superó en cifras totales al exgobernador de Massachusetts.
Es un dato muy importante porque sirve para compensar las pérdidas en otras fuentes de dinero, especialmente los bancos y las empresas de Wall Street, que contribuyeron de forma significativa hace cuatro años a la candidatura demócrata pero que esta vez parecen apostar por los aspirantes republicanos.
Obama llegó al millón de donantes cuando todavía falta más de un año para las elecciones. En 2008 esa meta se alcanzó casi al borde de la fecha electoral. Una parte de ese dinero procede de cenas y actos públicos en las que los participantes han pagado el máximo de 37.000 dólares que la ley permite aportar a un candidato. Pero la gran mayoría ha sido donada por pequeños contribuyentes que han querido participar con cantidades muy modestas. La media aportada por este millón de personas, según los cálculos de la campaña, es de 56 dólares (unos 40 euros).
Esas cifras animan a los estrategas de Obama a confiar en que el presidente pueda disponer de una cantidad generosa de dinero para su reelección. En 2008, Obama juntó en total 750 millones de dólares, un récord histórico. Ahora, el número mágico a alcanzar es el de 1.000 millones. En este momento dispone ya de unos 150 millones de dólares, casi cinco veces más que el candidato republicano con más éxito en sus recaudaciones, Mitt Romney.
Para alcanzar ese objetivo, el presidente necesita reproducir e incrementar la ola de participación popular que se produjo hace cuatro años. Obama ha decepcionado a muchos de sus seguidores y el respaldo a su gestión ha descendido hasta poco más del 40%, pero la preocupación de muchos votantes por el radicalismo del Partido Republicano y la falta de una alternativa convincente en la oposición pueden ayudar a que el presidente lo logre.
Lo va a necesitar. Obama no va a contar esta vez con el respaldo del sector que más dinero ha entregado en los últimos años a los políticos, la industria financiera. Goldman Sachs fue el principal donante de hace cuatro años. El candidato demócrata obtuvo de Wall Street más de 40 millones de dólares en 2008. Ahora, sin embargo, ese sector está descontento con Obama por su reforma financiera y por las críticas a su actuación durante la actual crisis económica, y se ha inclinado del lado republicano. Las donaciones no las hacen las empresas como tal, sino sus empleados y ejecutivos. Los empleados de Goldman le han dado hasta ahora 300.000 dólares a Romney y 14.000 a Obama.
De los 13 millones de dólares recolectados hasta ahora entre los bancos, compañías de seguros y compañías inmobiliarias, más de nueve millones han sido para candidatos republicanos —más de siete millones para Romney—, y menos de cuatro millones han ido a la campaña de Obama. A estas alturas del anterior ciclo electoral, Obama ya había recogido 12 millones de dólares en Wall Street.
Los donantes suelen moverse en función de las probabilidades de éxito de cada candidato y, por tanto, muchas cosas puede aún cambiar en ese mercado. Falta por ver, por ejemplo, los movimientos de la industria del cine y el entretenimiento, donde Obama tiene poderosos seguidores. Uno de ellos, el presidente de DreamWorks, Jeffrey Katzenberg. Y hay que comprobar también qué candidato republicano acaba perfilándose como claro favorito. Hasta ahora, el dinero para los conservadores se ha ido dividiendo entre Romney y el gobernador de Tejas, Rick Perry, que posee una fuerte maquinaria de recolección y que en el último trimestre superó en cifras totales al exgobernador de Massachusetts.
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