"Los rebeldes asesinaron a miembros del órgano represivo de Gadafi"
ENTREVISTA: DONATELLA ROVERA, investigadora de Amnistía en Libia
ÓSCAR GUTIÉRREZ - Madrid
Llegó a Libia el 26 de febrero para investigar la muerte de manifestantes a manos del régimen libio. Y se encontró, en sus tres meses de trabajo, con una guerra, una intervención con mandato de la ONU y decenas de crímenes contra los derechos humanos. De los dos bandos. Con eso y con mucha propaganda. "Pero eso ocurre en todos los conflictos", señala con un gesto de hombros Donatella Rovera, investigadora italiana de Amnistía Internacional (AI) desde hace 20 años.
"Al llegar me di cuenta de que había un problema de información", afirma esta licenciada en Políticas experta en Oriente Próximo. Y el primer titular que quiso echar por tierra fue el de la presencia de mercenarios a sueldo de Gadafi. Defiende que al menos los que fueron apresados en la zona este -al oeste no pudo acceder- solo eran trabajadores subsaharianos y por eso fueron liberados.
Rovera, que ni bajo tortura diría en cuántos años supera los 40 de edad, documentó durante su estancia la violencia indiscriminada del régimen contra los civiles de Misrata. Ahora, la investigadora de AI abre un paréntesis para denunciar los crímenes del otro bando.
Pregunta.- ¿Han cometido las fuerzas rebeldes violaciones de derechos humanos?
Respuesta.- Sí. Ha habido secuestros y asesinatos de personas que trabajaban para la Agencia de Seguridad Interna, una institución muy represiva del régimen de Muamar el Gadafi. Se han encontrado cuerpos con las manos atadas y una bala en la cabeza. Algunos tenían una nota que decía "es uno de los perros de Gadafi". No se puede decir que fueran muchos casos. Pero es importante que se investigue ahora para que no se convierta en una práctica sistemática.
P.- ¿No lo es?
R.- No. Ha habido casos individuales, pero no ocurre a gran escala. En los últimos meses hemos contado 10 asesinatos de personas que trabajaban para las fuerzas de seguridad de Gadafi. También ha habido torturas de los soldados capturados en Misrata. Vimos gente con marcas. En Bengasi ha pasado menos, pero también hubo quien se quejó de haber sido golpeado. Y soldados asesinados, aunque no hemos podido investigarlo.
P.- ¿Cuántos militares fueron asesinados?
R.- No lo sabemos. Pero hay suboficiales que lo admiten off the record. Los matan en el frente, pero no estamos presentes para verlo.
P.- ¿Las órdenes de asesinato vienen de arriba?
R.- Al contrario. El gran problema de las fuerzas de oposición es que las autoridades no tienen control sobre ellas. Saben que los abusos están pasando, pero no tienen capacidad para pararlo o la voluntad política. Los combatientes son ahora los héroes y no es fácil cuestionar lo que están haciendo. Es un país en el que los hombres con las armas hacen la ley.
P.- ¿Cuándo se cometieron estos asesinatos en el frente rebelde?
R.- Entre marzo y mayo.
P.- ¿Tiene pruebas de la violación de mujeres ordenada por Gadafi como denuncia la Corte Penal Internacional?
R.- Lo hemos investigado, pero no hemos encontrado ningún caso. Y Human Rights Watch tampoco. Eso no quiere decir que no existan. El hecho es que estas informaciones han creado terror. Cuando las fuerzas de Gadafi se acercaron a Ajdabiya, la población huyó; y lo mismo en los barrios de Misrata. Nosotros no tenemos pruebas de ningún caso. Quizá cuando el fiscal de la CPI envíe investigadores...
P.- ¿Se pueden haber inflado informaciones sobre los crímenes de Gadafi?
R.- Ha habido informaciones que no han sido correctas. Al menos en el este sobre los mercenarios... Es posible que haya habido extranjeros con las tropas de Gadafi. Pero hay diferencia entre la existencia de casos individuales y la presencia de miles de soldados mercenarios como se dijo. Lo mismo ocurre con el número de víctimas: se hablaba de hasta 2.000 muertos en Bengasi. También de un millar en Misrata, a fecha de 13 de abril. Yo tenía la lista de la fiscalía y de los hospitales y el número era alrededor de 300. No tenemos evidencias de las violaciones en masa. Se publica información sin tiempo para averiguarla. Y lo publicado se convierte al final en un hecho.
P.- Pero los rebeldes no son los únicos que han cometido crímenes...
R.- La mayoría de las violaciones de derechos humanos han sido cometidas por las fuerzas de Gadafi. Estuve en Misrata en abril mientras caía una lluvia de cohetes indiscriminada en todos los barrios. Y de Misrata no se podía huir. Se utilizaban bombas de racimo de fabricación española lanzadas con morteros, minas antipersona en lugares residenciales, cohetes Grad... No hay duda de que las fuerzas de Gadafi han cometido crímenes a gran escala, pero no vamos a exagerar porque lo que ha pasado es suficientemente grave para no añadir más. El trabajo difícil va a empezar ahora. Es importante que los países que ayudan al CNT, como España, lo hagan de forma constructiva y crítica.
P.- ¿Debería entonces la comunidad internacional presionar más a los rebeldes?
R.- Debería vigilar mucho. Por ejemplo, para juzgar la libertad de prensa no solo hay que contar cuantos periódicos hay. El sistema judicial está paralizado. Los que están en la cárcel acusados de ser leales a Gadafi no tienen abogado ni juicio. Las violaciones en el bando rebelde no están extendidas, pero hay que actuar ahora para que no lo sean. No pueden esperar a que empeore la situación.
Human Rights Watch acusa a los rebeldes libios de abusos
Human Rights Watch ha publicado hoy un informe en el cual se sostiene que los sublevados libios han llevado a cabo abusos contra la población civil. El número dos de los rebeldes, Mahmoud Jibril, ha rechazado todas las acusaciones, pero ha asegurado que, al confirmarse las sospechas, se llevará a los responsables ante la Justicia. La ONG inculpa a los insurrectos de haber propinado palizas, saqueado hospitales e incendiado viviendas en cuatro ciudades recientemente arrebatadas a los leales del líder Muamar el Gadafi, en el oeste del país.
En el mismo informe se afirma que los abusos se realizaron violando las órdenes de los comandantes de los insurrectos. Sin embargo, se acusa a las autoridades rebeldes de estar al tanto de la situación y de no haber intervenido. Según Human Rights Watch, los rebeldes prendieron fuego a algunas casas en Qawalish, conquistada la semana pasada. A mitad del mes pasado los insurrectos se hicieron también con el control de Rayayinah, Al Awaniya y Zawiyat al Bagul, donde supuestamente saquearon tiendas y hospitales.
Joe Stork, subdirector del área de Oriente Próximo y Norte de África de Human Rights Watch, se declara preocupado por la gestión de los rebeldes en las ciudades ocupadas y ha añadido que "las autoridades rebeldes tienen la obligación de proteger a los civiles y sus propiedades, especialmente los hospitales, e imponer disciplina a quienes saquean o cometen otros
abusos".
ÓSCAR GUTIÉRREZ - Madrid
Llegó a Libia el 26 de febrero para investigar la muerte de manifestantes a manos del régimen libio. Y se encontró, en sus tres meses de trabajo, con una guerra, una intervención con mandato de la ONU y decenas de crímenes contra los derechos humanos. De los dos bandos. Con eso y con mucha propaganda. "Pero eso ocurre en todos los conflictos", señala con un gesto de hombros Donatella Rovera, investigadora italiana de Amnistía Internacional (AI) desde hace 20 años.
"Al llegar me di cuenta de que había un problema de información", afirma esta licenciada en Políticas experta en Oriente Próximo. Y el primer titular que quiso echar por tierra fue el de la presencia de mercenarios a sueldo de Gadafi. Defiende que al menos los que fueron apresados en la zona este -al oeste no pudo acceder- solo eran trabajadores subsaharianos y por eso fueron liberados.
Rovera, que ni bajo tortura diría en cuántos años supera los 40 de edad, documentó durante su estancia la violencia indiscriminada del régimen contra los civiles de Misrata. Ahora, la investigadora de AI abre un paréntesis para denunciar los crímenes del otro bando.
Pregunta.- ¿Han cometido las fuerzas rebeldes violaciones de derechos humanos?
Respuesta.- Sí. Ha habido secuestros y asesinatos de personas que trabajaban para la Agencia de Seguridad Interna, una institución muy represiva del régimen de Muamar el Gadafi. Se han encontrado cuerpos con las manos atadas y una bala en la cabeza. Algunos tenían una nota que decía "es uno de los perros de Gadafi". No se puede decir que fueran muchos casos. Pero es importante que se investigue ahora para que no se convierta en una práctica sistemática.
P.- ¿No lo es?
R.- No. Ha habido casos individuales, pero no ocurre a gran escala. En los últimos meses hemos contado 10 asesinatos de personas que trabajaban para las fuerzas de seguridad de Gadafi. También ha habido torturas de los soldados capturados en Misrata. Vimos gente con marcas. En Bengasi ha pasado menos, pero también hubo quien se quejó de haber sido golpeado. Y soldados asesinados, aunque no hemos podido investigarlo.
P.- ¿Cuántos militares fueron asesinados?
R.- No lo sabemos. Pero hay suboficiales que lo admiten off the record. Los matan en el frente, pero no estamos presentes para verlo.
P.- ¿Las órdenes de asesinato vienen de arriba?
R.- Al contrario. El gran problema de las fuerzas de oposición es que las autoridades no tienen control sobre ellas. Saben que los abusos están pasando, pero no tienen capacidad para pararlo o la voluntad política. Los combatientes son ahora los héroes y no es fácil cuestionar lo que están haciendo. Es un país en el que los hombres con las armas hacen la ley.
P.- ¿Cuándo se cometieron estos asesinatos en el frente rebelde?
R.- Entre marzo y mayo.
P.- ¿Tiene pruebas de la violación de mujeres ordenada por Gadafi como denuncia la Corte Penal Internacional?
R.- Lo hemos investigado, pero no hemos encontrado ningún caso. Y Human Rights Watch tampoco. Eso no quiere decir que no existan. El hecho es que estas informaciones han creado terror. Cuando las fuerzas de Gadafi se acercaron a Ajdabiya, la población huyó; y lo mismo en los barrios de Misrata. Nosotros no tenemos pruebas de ningún caso. Quizá cuando el fiscal de la CPI envíe investigadores...
P.- ¿Se pueden haber inflado informaciones sobre los crímenes de Gadafi?
R.- Ha habido informaciones que no han sido correctas. Al menos en el este sobre los mercenarios... Es posible que haya habido extranjeros con las tropas de Gadafi. Pero hay diferencia entre la existencia de casos individuales y la presencia de miles de soldados mercenarios como se dijo. Lo mismo ocurre con el número de víctimas: se hablaba de hasta 2.000 muertos en Bengasi. También de un millar en Misrata, a fecha de 13 de abril. Yo tenía la lista de la fiscalía y de los hospitales y el número era alrededor de 300. No tenemos evidencias de las violaciones en masa. Se publica información sin tiempo para averiguarla. Y lo publicado se convierte al final en un hecho.
P.- Pero los rebeldes no son los únicos que han cometido crímenes...
R.- La mayoría de las violaciones de derechos humanos han sido cometidas por las fuerzas de Gadafi. Estuve en Misrata en abril mientras caía una lluvia de cohetes indiscriminada en todos los barrios. Y de Misrata no se podía huir. Se utilizaban bombas de racimo de fabricación española lanzadas con morteros, minas antipersona en lugares residenciales, cohetes Grad... No hay duda de que las fuerzas de Gadafi han cometido crímenes a gran escala, pero no vamos a exagerar porque lo que ha pasado es suficientemente grave para no añadir más. El trabajo difícil va a empezar ahora. Es importante que los países que ayudan al CNT, como España, lo hagan de forma constructiva y crítica.
P.- ¿Debería entonces la comunidad internacional presionar más a los rebeldes?
R.- Debería vigilar mucho. Por ejemplo, para juzgar la libertad de prensa no solo hay que contar cuantos periódicos hay. El sistema judicial está paralizado. Los que están en la cárcel acusados de ser leales a Gadafi no tienen abogado ni juicio. Las violaciones en el bando rebelde no están extendidas, pero hay que actuar ahora para que no lo sean. No pueden esperar a que empeore la situación.
Human Rights Watch acusa a los rebeldes libios de abusos
Human Rights Watch ha publicado hoy un informe en el cual se sostiene que los sublevados libios han llevado a cabo abusos contra la población civil. El número dos de los rebeldes, Mahmoud Jibril, ha rechazado todas las acusaciones, pero ha asegurado que, al confirmarse las sospechas, se llevará a los responsables ante la Justicia. La ONG inculpa a los insurrectos de haber propinado palizas, saqueado hospitales e incendiado viviendas en cuatro ciudades recientemente arrebatadas a los leales del líder Muamar el Gadafi, en el oeste del país.
En el mismo informe se afirma que los abusos se realizaron violando las órdenes de los comandantes de los insurrectos. Sin embargo, se acusa a las autoridades rebeldes de estar al tanto de la situación y de no haber intervenido. Según Human Rights Watch, los rebeldes prendieron fuego a algunas casas en Qawalish, conquistada la semana pasada. A mitad del mes pasado los insurrectos se hicieron también con el control de Rayayinah, Al Awaniya y Zawiyat al Bagul, donde supuestamente saquearon tiendas y hospitales.
Joe Stork, subdirector del área de Oriente Próximo y Norte de África de Human Rights Watch, se declara preocupado por la gestión de los rebeldes en las ciudades ocupadas y ha añadido que "las autoridades rebeldes tienen la obligación de proteger a los civiles y sus propiedades, especialmente los hospitales, e imponer disciplina a quienes saquean o cometen otros
abusos".
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