El ojo de la tecnología revela una tumba maya perdida
El solsticio de verano no podía haber ido mejor para la arqueología. Si ayer mismo Egipto sacaba a la luz la segunda barca solar de Keops, junto a la Gran Pirámide, también en el otro lado del mundo, a la sombra de otras pirámides, en un sueño de jungla, jaguares y petroglifos, se revelan emocionantes hallazgos.
El uso de una pequeña cámara de control remoto -los usos de la arqueología han cambiado desde Howard Carter y ni te digo lo distintos que son de los de Indiana Jones- ha permitido adentrarse en los misterios de la que parece ser la tumba intacta de un dirigente maya de la ciudad de Palenque.
El sepulcro, sellado durante 1.500 años, se encuentra, según informaciones de AP y Reuters, en el interior de una pirámide en la Acrópolis Sur del área arqueológica de la gran urbe maya y era conocido desde 1999, pero lo inestable de la estructura, con peligro de que parte de la construcción se desplomara sobre la habitación de la tumba, impedía el acceso para su estudio.
La cámara, introducida a cinco metros de profundidad a través de un pequeño agujero en lo alto de la pirámide, ha mostrado frescos en las paredes y en el suelo cerámica y piezas de un ajuar funerario hechas de jade y madreperla. Los arqueólogos creen que se trata del enterramiento de un gobernador sagrado de Palenque y quizá de uno de los fundadores de la dinastía de señores de la ciudad. Las pinturas representan figuras en negro sobre un vívido rojo de fondo. La película tomada no permitía inicialmente identificar más que lo que parecían escombros y detritos. Los restos arqueológicos parecen estar directamente sobre el suelo, así que no hay en la tumba un sarcófago como el célebre de Pakal el Grande (K'nich Janaab Pakal, 615-683 después de Cristo), el más conocido de los señores mayas, hallado por Alberto Ruz en los años cincuenta no muy lejos, en la misma Palenque, en el Templo de las Inscripciones.
Los hallazgos en las ciudades mayas como Palenque no son en absoluto infrecuentes. El área descubierta en esta gran capital abarca en la actualidad más de dos kilómetros cuadrados, pero los arqueólogos calculan que sólo se ha explorado el 10 % de la ciudad. Miles de estructuras aún yacen cubiertas por la jungla.
En Palenque, como en otras ciudades mayas, un problema para el estudio de su historia reside en que los gobernantes más modernos se enterraban sobre las tumbas de sus predecesores. Pakal y otros señores del período clásico tardío literalmente sepultaron con sus construcciones las épocas anteriores, el período formativo y el clásico temprano.
La tumba investigada, de unos cinco metros cuadrados y cubierta con un arco maya data según los expertos de entre el 431 y el 550 después de Cristo, en el clásico temprano, y de ahí su extraordinario interés. Algunos estudios opinan que podría tratarse del sepulcro de K'uk'Bahlam, el primer señor de la ciudad-estado. Otros apuntan a que quizá sea la tumba de Ix Yohl Ik'nal, la famosa mujer que rigió Palenque. En el área ya fue hallada en 1994 la tumba de una mujer de alta cuna y de gran prestigio, bautizada por los arqueólogos como la Reina Roja por el pigmento rojo que cubría su enterramiento.
El uso de una pequeña cámara de control remoto -los usos de la arqueología han cambiado desde Howard Carter y ni te digo lo distintos que son de los de Indiana Jones- ha permitido adentrarse en los misterios de la que parece ser la tumba intacta de un dirigente maya de la ciudad de Palenque.
El sepulcro, sellado durante 1.500 años, se encuentra, según informaciones de AP y Reuters, en el interior de una pirámide en la Acrópolis Sur del área arqueológica de la gran urbe maya y era conocido desde 1999, pero lo inestable de la estructura, con peligro de que parte de la construcción se desplomara sobre la habitación de la tumba, impedía el acceso para su estudio.
La cámara, introducida a cinco metros de profundidad a través de un pequeño agujero en lo alto de la pirámide, ha mostrado frescos en las paredes y en el suelo cerámica y piezas de un ajuar funerario hechas de jade y madreperla. Los arqueólogos creen que se trata del enterramiento de un gobernador sagrado de Palenque y quizá de uno de los fundadores de la dinastía de señores de la ciudad. Las pinturas representan figuras en negro sobre un vívido rojo de fondo. La película tomada no permitía inicialmente identificar más que lo que parecían escombros y detritos. Los restos arqueológicos parecen estar directamente sobre el suelo, así que no hay en la tumba un sarcófago como el célebre de Pakal el Grande (K'nich Janaab Pakal, 615-683 después de Cristo), el más conocido de los señores mayas, hallado por Alberto Ruz en los años cincuenta no muy lejos, en la misma Palenque, en el Templo de las Inscripciones.
Los hallazgos en las ciudades mayas como Palenque no son en absoluto infrecuentes. El área descubierta en esta gran capital abarca en la actualidad más de dos kilómetros cuadrados, pero los arqueólogos calculan que sólo se ha explorado el 10 % de la ciudad. Miles de estructuras aún yacen cubiertas por la jungla.
En Palenque, como en otras ciudades mayas, un problema para el estudio de su historia reside en que los gobernantes más modernos se enterraban sobre las tumbas de sus predecesores. Pakal y otros señores del período clásico tardío literalmente sepultaron con sus construcciones las épocas anteriores, el período formativo y el clásico temprano.
La tumba investigada, de unos cinco metros cuadrados y cubierta con un arco maya data según los expertos de entre el 431 y el 550 después de Cristo, en el clásico temprano, y de ahí su extraordinario interés. Algunos estudios opinan que podría tratarse del sepulcro de K'uk'Bahlam, el primer señor de la ciudad-estado. Otros apuntan a que quizá sea la tumba de Ix Yohl Ik'nal, la famosa mujer que rigió Palenque. En el área ya fue hallada en 1994 la tumba de una mujer de alta cuna y de gran prestigio, bautizada por los arqueólogos como la Reina Roja por el pigmento rojo que cubría su enterramiento.
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