"Wikileaks no es un nuevo periodismo, es un síntoma de los últimos años en Internet"


Los directores de la coalición informativa ('El PAÍS', 'The New York Times', 'Le Monde', 'The Guardian' y 'Der Spiegel') nacida a raíz de la publicación de los papeles de Wikileaks debaten en Madrid sobre el futuro del periodismo

JOSEBA ELOLA | Madrid 23/02/2011

De izquierda a derecha, los directores de las cabeceras The New York Times, Bill Keller; Le Monde, Sylvie Kauffman; El País, Javier Moreno; The Guardian, Alan Rusbridger; y el semanario Der Spiegel, Georg Mascolo, durante el debate El futuro del periodismo: Wikileaks, revoluciones y el nuevo escenario informativo, celebrado en el Museo Reina Sofía de Madrid.- BERNARDO PÉREZ

La transparencia no puede ser total. Los medios deben intervenir a la hora de seleccionar qué debe ser publicado. Para entre otras cosas, no poner en riesgo vidas humanas. Este es uno de los puntos en los que hubo acuerdo hoy entre los cinco directores de la coalición informativa nacida a raíz de la publicación de los papeles del Departamento de Estado. Fue una tarde de gran debate en torno a todo lo que ha generado la publicación de los cables de Wikileaks.

Abrió fuego Javier Moreno, director de El PAÍS, afirmando sin ambages: "Las revelaciones de Wikileaks son el mayor acontecimiento periodístico de los últimos años". Esgrimió que el trabajo con los papeles del Departamento de Estado se ha convertido en una reivindicación de ese viejo oficio llamado periodismo. ¿Hemos entrado en nueva era periodística? Bill Keller, director de The New York Times , respondió de modo contundente. "Wikileaks no inventó una nueva era en periodismo, es más un síntoma de lo que está ocurriendo en los últimos años en Internet".

Sylvie Kauffmann, directora de redacción del vespertino Le Monde, recordó una vieja historia para ilustrar la importancia que ha tenido la difusión de los papeles de Wikileaks. Ella era una joven estudiante en Bilbao cuando España daba sus primeros pasos para salir de una larga dictadura. Asistió en esos días al nacimiento de una nueva prensa en España, al nacimiento de EL PAÍS. "Vi el inmenso papel que jugaba la prensa en la democracia. Entonces decidí que quería ser periodista". Para Kauffmann, la parición de Wikileaks es un nuevo ejemplo de ese vínculo crucial entre prensa y democracia. "El cablegate no ha cambiado el periodismo en lo fundamental, pero ha traído mucho a nuestro esfuerzo por conseguir más transparencia".

La transparencia, fue de hecho, uno de los puntos clave del debate. Moreno se hizo eco de la presión que ha recibido EL PAÍS, en España, para que se publicaran todos los cables, en su integridad. Algo bien distinto a lo que le ocurrió a Bill Keller, director de The New York Times, al que la opinión pública pedía respuestas por ofrecer informaciones de carácter secreto. Alan Rusbridger, de The Guardian, terció: "No podíamos poner en peligro las vidas de gente totalmente inocente". Y recordó un episodio en el que los cinco medios tuvieron que poner su independencia sobre a la mesa frente a la administración norteamericana.

Las autoridades de EE UU no querían que se publicaran determinadas informaciones sobre Yemen. Aducían que ponía en peligro a un aliado en la lucha contra el terrorismo. The New York Times fue el medio encargado de recabar estas opiniones acerca del Gobierno de Obama, un procedimiento habitual cuando un periódico va a publicar una información de carácter sensible, se anuncia la publicación. "Consultamos con la Casa Blanca, pero tomamos nuestras decisiones". Las pegas de la administración Obama no fueron tenidas en cuenta. "Tomamos en consideración lo que nos dijeron, muy seriamente. Y decidimos publicar. Creo que el tiempo ha demostrado que fue lo correcto". En Francia, el rechazo inicial a la publicación de papeles remitió pasada la primera semana. En Alemania, la mejor reacción, dijo Georg Mascolo, director de Der Spiegel, fue la del embajador norteamericano en Berlín. Dijo que estaba muy enfadado, pero no con los medios, sino con Wikileaks, y con Estados Unidos por no haber protegido bien el material, contó Mascolo.

La figura de Julián Assange sobrevoló en varios momentos el debate: "Hay gente que lo adora y gente que ve en él a un demonio. La posición más incómoda es la de decir que no es ni un mesías ni un diablo, porque recibes ataques de todas partes. Los directores coincidieron en que sería grave que las autoridades norteamericanas persiguieran al fundador de Wikileaks por difundir secretos oficiales. "Sería ridículo que se le encause ahora. ¿Cómo podría hacer eso ahora Estados Unidos con lo que está pasando en el mundo?"

La charla concluyó con un análisis del futuro del periodismo. "Hay futuro", dijo Keller, que recordó que siempre se pensó que la radio y la televisión acabarían con la prensa escrita y no fue así: "La única industria que cierra periódicos es la industria periodística. El futuro es online". Kauffmann apostilló: "Hay futuro para el periodismo. Para los periódicos esa es otra historia"

En la ronda final, Alan Rusbridger hizo una cerrada defensa porque los medios en Internet no sean de pago: "Tienes más poder e influencia cuanto más gente te lee. Cuanto más estés en el corazón del nuevo ecosistema, mayor influencia tendrás en todo el mundo. Espero que esta visión inspire a los jóvenes periodistas".

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